martes, 29 de diciembre de 2009

Fin de Año


En el fin de año pueden ocurrir fenómenos emocionales que se tienen que enfrentar, aunque se crea que se sufren.

En primer lugar están las ausencias de los seres queridos. Luego, la falta de los tiempos de le niñez, en los que la navidad estaría conectada en la mayoría de los casos con la sorpresa de los regalos y la sensación de recibir el amor de nuestros padres y otros familiares. Las dos cosas faltan, y sentirlo, nos deprime. Desearíamos volver a las épocas del juego y la felicidad. Ahora, siendo adultos, también pudiéramos estar viviendo momentos que creemos que son menos disfrutables que otras navidades del pasado.


Hay que enfrentarlo y superarlo. Este tiempo pasará. Son duelos que resurgen en las fechas conmemorativas. A veces, las cosas tienen explicaciones sencillas.


Pero hay que tener cuidado cuando se tiene una sensación de falta. No vaya a ser que nos invadan las emociones de otro que desee depositar su patología mental en nosotros. Cuando uno cree que se ha metido en el fondo emocional del otro, es porque se tenía un vacío tal que no se podía vivir una vida propia. Una vida que valga la pena vivirla, como cualquiera de nosotros puede hacerlo.


Hay que reconocer el vacío existencial propio, que precisamente en las fecha conmemorativas, se percibe más difícil de encarar y se quisiera llenar con algo o con alguien.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Mensajes del pasado desde el inconsciente.

Muchas veces el inconsciente nos enseña a encontrar el dolor primigenio que ha hecho que tendamos a repetir cierta conducta destructiva, que encontremos el origen del miedo, de la desconfianza. Puede haber un mensaje que llegue de pronto del pasado y que nos permita hacer uan reflexión y perdonarnos.

La receptividad que podamos tener sobre esas situaciones pasadas y la emocionalidad que nos provocaron en ese momento, puede ser la clave para ya no repetir lo que tanto nos desagrada y deseamos dejar de hacer.

Esa receptividad muchas veces tiene que ser aprendida en un proceso psicoterapéutico psicoanalítico, en el cual nos volvamos capaces de identificar aquellas emociones que se quedaron enquistadas y que hoy son un recuerdo que nos ayuda a perdonarnos.

Puede ser al ver una carta de una persona amada, un documento, un aroma, un lugar al que tenía tiempo que no ibamos, un color del atardecer.

Hoy podemos preguntarnos si hemos identificaco alguna fuente de recuerdo que esté relacionada con un comportamiento destructivo, una situación que se nos ha convertido en patrón y que hoy, a través del perdón por los propios actos, podemos cerrar.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

¿Cómo evitar el autosabotaje?

En primer lugar, hay que reconocerlo. Una buena pregunta cotidiana, al finalizar el día pudiera ser ¿Qué he hecho hoy para fastidiarme la existencia? o ien, ¿qué es lo malo que he permitido o dejado de hacer?

El tener conciencia de que se realizan actos impulsivos, como una reacción impensada, producto de un sentimiento de culpa que impulsa a la búsqueda de castigo constante, no es tarea de un día, es necesario el ejercicio diario d eun inventario personal. Muchas veces, la satisfacción de los impulsos, que aparentemente es una búsqueda del placer, en realidad es un encuentro con la muerte.

Si de pronto se siente un vacío y, por ejemplo nos vemos impulsados a darle rienda a un compertamiento adictivo, como es usar alguna droga, apostar, comer, tener sexo, todo ello de manera compulsiva, en realidad estamos teniendo un patrón autodestructivo, que tal verz debería cuestionarnos qué es lo que buscamos compensar mediante esta clase de castigos.


El manetnerse constantemente devaluado, en posiciones de trabajo inferiores a las capacidades desarrolladas, puede ser también un castigo de esta especie, como lo es también el estar en una relación con alguien que constantemente cuestiona, critica y devalúa.

Hay que insistir en la evaluación diaria, que consiste en este tema del autosabotaje en cuestionarse qué es lo que no debemos por haber hecho fracasar nuestor más ansiados poryectos, debido a un acto impulsivo en el que manifestábamos la necesidad de castigarnos y la sensación de inmerecimiento..

viernes, 27 de noviembre de 2009

Consecuencias del Perdón



Haber perdonado cambia la perspectiva que tenemos sobre la historia de nuestra vida. Esto no significa que estableceremos otra vez un nexo con alguien que ha abusado de nosotros para que su abuso se perpetúe. Todo lo contrario, el proceso de perdón implica precisamente no volverse a someter al abuso, al entender cual fue nuestro papal – nunca culpable – en la ofensa recibida. Esto implicará que no existe una compulsión a la repetición del acto de abuso recibido, en aras de poder superarlo.



El perdón puede disminuir la ira que se encuentra asociada a trastornos depresivos (Enright y Fitzgibbons, 2000). Si se perdona, la queja común en el depresivo acerca de no haber tenido éxito en la vida o en algunas situaciones debido a la agresión sufrida, se anula y entonces puede salir la agresión a ser utilizada provechosa y creativamente. Implica romper la negación sobre hechos traumáticos sufridos, la manera en que se ha re - escenificado el trauma en papel de víctima por no haber sido capaz de perdonar. Cuando se perdona realmente, se deja de re – experimentar el hecho traumático en distintos escenarios.

El resentimiento también puede llegar a dirigirse hacia un grupo y esto genera prejuicios e intolerancia. Con el perdón se alcanza la tolerancia. Al perdonar a un agresor que perteneciera a un determinado grupo identificado, pudiera alcanzarse un perdón general para todo ese grupo, eliminando prejuicios. Pero lo mejor es el perdón universal.

No haber podido perdonar simplemente tiene que ver con no haber concebido que el cambio interior que produce el perdón es más provechoso que el estado de resentimiento e ira, si bien muchas veces eso es lo que produce acción vital, lo cual no es una incapacidad moral, sino más bien que no se ha tenido la fortuna de elaborar el trauma y ver al agresor o a uno mismo como errado, con diferente perspectiva.

jueves, 26 de noviembre de 2009

¿Si triunfas, Fracasas?

“…Tanto más sorprendidos y aun confundidos quedamos, entonces, cuando, como médicos, hacemos la experiencia de que en ocasiones, ciertos hombres enferman precisamente cuando se les cumple un deseo hondamente arraigado y por mucho tiempo perseguido. Parece como si no pudieran soportar su dicha, pues el vínculo causal entre la contracción de la enfermedad y el éxito no puede ponerse en duda… (Sigmund Freud, Los que Fracasan Cuando Triunfan, 1916)


Se tiene un logro, se es feliz, pero al poco tiempo se desprecia este logro, se le devalúa, no se le disfruta. ¿Por qué surge esta forma de sabotear lo deseado y arduamente obtenido? ¿Cuál es el mensaje interno que nos está torturando con la sensación de no merecer?

Si nos ponemos a pensar detenidamente, ocurre que muchísimas personas alrededor del mundo, incluso líderes políticos y empresariales encumbrados, han tendido a lo largo de la historia a sabotear en algún momento de la historia, los triunfos obtenidos. Por ejemplo, está el caso de las personas que una vez obtenidas grande sutilidades, dilapidan su fortuna en juegos de azar, en los que saben que tienen pocas posibilidades de ganar.



Están también los sujetos que cuando han llegado a constituir pareja con el ser tan amado y anhelado en su momento, de pronto caen en la cuenta de que ya no la quieren, que hubiera sido mejor quedarse sólo o escoger a otro.

No se detienen a disfrutar lo que se ha conseguido, se le pretende desechar, si no inmediatamente, si mediante una labor destructiva que empieza el mismo día del logro. Pareciera que disfrutan esta forma de vida autoflagelante.

¿Habrá acaso una ganancia en la queja que surge después de haber perdido lo ganado? ¿Se disfruta de atribuir a la mala suerte las pérdidas? ¿El enojo que produce darse cuenta del autosabotaje permite alguna ventaja? Las respuestas increíblemente pueden ser positivas.

Otra situación ocurre cuando el exitoso dilapida su éxito con otros, en la forma de regalos caros, tiempo de atención innecesaria, servicios masoquistas y toda clase de sacrificios culposos que ponen de manifiesto que el que tiene quiere desprenderse de lo que ha obtenido de una manera maníaca, sin ni siquiera reflexionar si lo que da será de utilidad al que lo recibe. Esto ocurre por ejemplo, cuando compramos cosas a nuestros hijos (juguetes, ropa), que tal vez no necesiten y ni siquiera deseen y que solamente las reciben por complacernos. Esto no es educar ni amar.
Puede ser que algún conocido, apto para desempeñar alguna posición importante, “…empezó a intimidarse, empequeñeció sus méritos, se declaró indigno de desempeñar el puesto que se le confería y cayó en una melancolía que durante algunos años lo inhabilitó para cualquier actividad (sigmund Freud, Los que Fracasn Cuando Triunfan, 1916)”.

Se destruye entonces el cumplimiento del deseo, como en los sueños en los que los logros no se dan por completo. Como si existiera algún agente interno que nos niega todo merecimiento. En realidad, se trata de alguien que hemos introducido a nuestra estructura psíquica
¿Qué es lo que se siente cuando te das cuenta de que no aprovechaste una oportunidad ganada? ¿Puedes tolerar las emociones sentidas ante estos supuestos fracasos que ocurrieron después del triunfo? En realidad, aquí está la clave para superar esta clase de pensamientos y conductas derrotistas que surgen después de haber triunfado. Tener una respuesta positiva a las dos preguntas anteriores implica aceptación, para no resentirse por no haber aprovechado ciertas oportunidades, implica perdonarse. No es posible reparar todo lo dañado o recuperar lo perdido.
Nadie está obligado a lo inútil. Querer, por resentimiento contra uno mismo o falta de perdón, ir en pos de recuperaciones inútiles, solo producirá actos imprudentes que se lamentarán.

lunes, 23 de noviembre de 2009

El éxito del cambio psíquico




¿Hay alguna emoción cien por ciento sana asociada al éxito? No me refiero a la euforia, sino a la alegría que da cumplir una meta. A veces el simple hecho de saber que mediante un esfuerzo psíquico interno se ha logrado un cambio positivo, es suficiente para sentir contento por haber tenido éxito en algo, que puede producir consecuencias positivas posteriores en otros aspectos existenciales.
Pero esta alegría no debería estar matizada por cierta zozobra que se le presenta a las personas que tienen miedo al éxito, a las personas que cuando triunfan, tienen una emoción adicional que les encuentra de frente: el miedo. Por ejemplo, el miedo a que los demás sientan envidia de él y le destruyan por haber tenido éxito, lo cual implica la descalificación de los logros obtenidos y su falta de disfrute.
Por ello es importante fortalecer la voluntad para disfrutar la vida, estar dispuesto al cambio y aceptar gustosamente el éxito que se crea tener. Pero insisto, los cambios que más se disfrutan y los éxitos que más se aprecian, son los que provienen del trabajo psíquico interno, lo demás, especialmente lo material, puede tender a ser despreciado en un horizonte de largo plazo.
Hoy puedes decirte:
Soy capaz de hacer cambios en mi vida. Puedo cambiar las situaciones, mis creencias o comportamiento. Así como he mirado hacia atrás la vida y he visto los errores y las malas elecciones que he hecho, se que algunas veces puedo cambiar este patrón de fallas por uno exitoso. A diferencia de otras criaturas del mundo, he sido dotado de la habilidad de modificar mi programa. No puedo cambiar el pasado, pero puedo cambiar mi actitud respecto del presente y del futuro.
Cuando experimento desagrado emocional, puedo aprender a escuchar mis sentimientos. Así podré identificar la fuente del desagrado y tomar los pasos para eliminarlo. Si es necesario, puedo terminar una relación que me cause dolor. No toleraré situaciones que creen confusión, ansiedad o desesperación.
No me mantendré atado a ninguna relación, lugar o forma de pensar que ponga en riesgo mi salud o serenidad. El cambio es necesario para el crecimiento y soy capaz de hacer cambios en mi vida.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Redes sociales y apoyo emocional

Rio Jalpan en la Huasteca Queretana

¿Pueden las redes sociales “curar” la depresión y otras psicopatologías?
Actualmente, se ha popularizado el uso de internet para relacionarse. Muchas personas están cambiando, para bien o para mal, mediante el uso de internet y los recursos diversos que ofrece.
La comunicación es un recurso importante en la medida en que se comparte la experiencia, este es uno de los principios básicos de los grupos de autoayuda. La unidad que se promueve, da como resultado una mejor fortaleza de la estructura psíquica. Esto promueve la esperanza de tener mejor pronóstico en la recuperación de manifestaciones psicopatológicas graves.
Hay quienes en un estado de emigración, incluso exilio, se reencuentran con personas queridas de las cuales no sabían nada de ellas. Otros se enteran de noticias desde lo más lejano del mundo. Se forman redes de acción que no pasan por el control del Estado.
Estos encuentros con personas con las que nos podemos identificar y reencuentros con personas que nos traen del pasado emociones – positivas y negativas – que podemos enfrentar y resolver, hace que participar en redes sociales pueda ser un recurso para el cambio psíquico. Sobre todo, cuando existen en la red personas empáticas con la necesidad que desde lo profundo de nuestro ser tenemos todos los seres humanos de comunicarnos para sentirnos mejor.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Frente a la Culpa




No hay que arruinarse la vida por culpa.

"Pagarse" primero a uno mismo y mantener las intenciones de servir.

Hoy puedo ser más feliz si me sigo perdonando.

Paradójicamente, la mejor venganza es el perdón.
Hay que perdonarse muchas cosas para no persistir en las conductas culposas. No tener persón y compa´sión d esí mismo produce locura. Si no hay perdon para mí, sobreviene la conducta maníaca, hiperactiva que conduce a la autodestrucción, se abre al puerta a los defectos de caráter, sobre todo la ira y los actos lamentables que produce.
La ira debe ser canalizada, sublimada, se debe identificar por qué estamos enojados con nosotros mismos y perdonarnos los errores cometidos. Eso es ser humano y no tener falsas expectativas de uno mismo.

jueves, 18 de junio de 2009

Agradecimiento

Agradecerle a la vida lo que se tiene y lo que se es hoy. Disfrutar este momento en el que puedo hacer lo que me gusta y me siento amado.
¿Qué es todo lo que ha pasado para llegar aquí?
¿Por qué tengo que sentir agradecimiento por la felicidad que siento aquí y ahora?
Incluso es un sentimiento que proviene de la conciencia de sufrimientos pasados, que han estado allí, pero que hoy no se presentan.
Legar en la vida a un punto de agradecimiento por haberla vivido, es una señal de que se está entrando una nueva etapa.
Estar en la vida, en la experiencia existencial plena, permite colaborar en la construcción de un mundo mejor. Estar agradecido es una respuesta lógica del goce de la vida. Y en verdad es una gran oportunidad tener una actitud de agradecimiento por vivir en un momento en el que el mundo necesita sanar y poder ser parte de esta labor curativa.

Estar agradecido es cambiar el enfoque de la preocupación a la acción existencial positiva.
Agradecerle a la vida lo que se tiene y lo que se es hoy. Disfrutar este momento en el que puedo hacer lo que me gusta y me siento amado.
¿Qué es todo lo que ha pasado para llegar aquí?
¿Por qué tengo que sentir agradecimiento por la felicidad que siento aquí y ahora?
Incluso es un sentimiento que proviene de la conciencia de sufrimientos pasados, que han estado allí, pero que hoy no se presentan.
Legar en la vida a un punto de agradecimiento por haberla vivido, es una señal de que se está entrando una nueva etapa.
Estar en la vida, en la experiencia existencial plena, permite colaborar en la construcción de un mundo mejor. Estar agradecido es una respuesta lógica del goce de la vida. Y en verdad es una gran oportunidad tener una actitud de agradecimiento por vivir en un momento en el que el mundo necesita sanar y poder ser parte de esta labor curativa.

Estar agradecido es cambiar el enfoque de la preocupación a la acción existencial positiva.

jueves, 11 de junio de 2009

Dolor de Cambiar


Confiar en que un proceso de cambio, si bien doloroso, permitirá ver la vida de manera diferente, implica reconocer que el dolor de cambiar disminuye cada vez en los distintos críticos de la vida, si dichos dolores se aceptan. El impacto de las crisis existenciales puede producir un cambio positivo en la forma de percibir la vida[1]. La felicidad, concebida a veces como un conjunto de satisfacciones vitales, recursos suficientes para enfrentar la problemática existencial y emociones positivas, se logra en la medida en que es posible producir cambios en la forma de percibir la vida y llevarla adelante[2]. Es que hay que concebirse como personas con fortalezas y oportunidades, más que como sujetos de debilidad y amenaza. La satisfacción constante en la vida, sin hechos frustrantes, es materialmente imposible. Sin embargo, tomar aprendizaje de dichas frustraciones es importante para lograr satisfacción en el futuro.
Muchas personas no cambian porque no saben cómo cambiar. Por eso es recomendable que se inserten en un proceso de cambio psíquico asistido por una persona debidamente entrenada. Sin embargo, generalmente con respecto al cambio psíquico existe ambivalencia, se quiere cambiar, pero existen reservas con respecto a hacerlo[3]. La cuestión existencial no tiene que ver con “curarse” de la depresión, de la manía, de la locura, de la adicción, sino con aprender a vivir plenamente.
[1] Wainrib, Barbara Rubin. Healing Crisis and Trauma with Body, Mind, and Spirit. New York, NY, USA: Springer Publishing Company, Incorporated, 2006.
[2] Cohn, Michael A.; Fredrickson, Barbara L.; Brown, Stephanie L.; Mikels, Joseph A.; Conway, Anne M. (2009). Happiness unpacked: Positive emotions increase life satisfaction by building resilience. doi: 10.1037/a0015952
[3] Engle, David. Ambivalence in Psychotherapy : Facilitating Readiness to Change. New York, NY, USA: Guilford Publications, Incorporated, 2006. p 2.

domingo, 3 de mayo de 2009

El falso altruismo



En momentos como el que los mexicanos estamos pasando, de la epidemia de influenza, es posible que surjan muchas personas que pretenden hacer aportaciones altruistas, ayudar. Considero que existen tres maneras en que se manifiesta el alrtuismo, dos de ellas patológicas:

1. El verdadero altruismo que es ayudar con los recursos realmente posibles.
2. Un falso altruismo que realizan sujetos antisociales, por ejemplo los políticos, para obtener un mayor provecho de lo que dan.
3. Otro falso altruismo, que es el que practican sujetos masoquistas para castigarse por culpas conscientes o inconscientes.

En primer lugar, ¿Qué es lo que define al verdadero altruismo? Considero que quien lo practica, obtiene un beneficio interno, ya sea psicológico o espiritual, que implica crecimiento y satisfacción personal.
En segundo lugar, el altruismo sociopático, es practicado con toda oportunidad, a fin de obtener dinero o poder. Por ejemplo pudiera estar allí el practicado por empresas que esperan solamente deducciones en impuestos a cambio de lo que dan, sin ninguna otra motivación particular. Pero además, por allí ronda ahora una clase de servicio social que tiene que ver con la venganza por alguna afrenta sufrida, que no busca una real justicia social, sino castigo para quienes fueran culpables de un crimen. Es el caso de los civiles que se dedican a buscar delincuentes y que tratan de superponerse al Estado en esa labor. Son personas incapaces de tolerar los impulsos agresivos derivados de afrentas sufridas, tal vez por sujetos sociopáticos de otra clase. Con ello también pretenden otros beneficios y salir de sentimientos de vergüenza. Es un grupo se personas que practica el altruismo bien sea por obtener uin provecho tangible en poder dinero o uno intangible, evidenciado por el daño que quiere causar a otro, aunque éste “se lo merezca”. En ningún caso de esta categoría hay beneficio social.

En tercer lugar, el altruista culposo, que pretende hacer el bien como una salida impulsiva a la culpa por no creer merecer su situación existencial, por estar acostumbrado a ubicarse en el lugar del “chivo expiatorio” y pretender obtener una ganancia del sufrimiento que tiene por servir. Estas personas caen muchas veces en las garras de los sujetos de la segunda categoría, quienes sádicamente se aprovechan de la buena voluntad de estos sujetos.

Pero, ¿Qué es lo que el integrante de estos grupos siente al ayudar?

El verdadero altruista debiera sentir un cambio en su interior, una sensación de alegría profunda, la percepción de que su vida tiene sentido.
El Sociópata “altruista”, habrá de sentir haber triunfado, haber mantenido la apariencia de “buena persona”, que necesita para lograr otros fines, ya sean políticos, económicos o sociales, incluso para demostrar a personas significativas “que no es tan malo como piensan”. Este sujeto combate a la vergüenza con sus actividades altruistas.
El falso altruista, sentirá un alivio pasajero a los sentimientos de culpa que le agobian. Esto ocurrirá hasta que de nuevo surja la mala sensación de que debe sacrificarse. ¿Qué puede pasarle a esta persona si está ante un sociópata que sabe como manioular los debidos resortes que le disparan la culpa?

miércoles, 22 de abril de 2009

Una definición de adicción y la Negación


“Una adicción es una actividad ostensiblemente placentera que causa daño repetidamente, debido a que la persona adicta, de manera involuntaria y no intencional adquiere la inhabilidad de regular la actividad y tiene una urgencia persistente de estar inmerso en dicha actividad. Un sistema psicológico, llamado negación, es creado alrededor de dicho comportamiento nocivo. La negación permite al adicto continuar su actividad adictiva a pesar de sus consecuencias dañinas”.[1]

La negación es un componente fundamental de la adicción y no es un aspecto fisiológico. Se trata de una de las partes psicológicas de la enfermedad. Cuando se está ante un adicto, resalta el hecho de que el proceso adictivo, debido a la negación, está acompañado de justificaciones, de actos que hacen aparecer a la persona de manera muy convincente como si no fuera adicta. De hecho, llegan a mantener una “fachada” de personas sanas, sin embargo, la condición de adicto poco a poco se va haciendo más evidente.
[1] Johnson, B. (1993). A developmental model of addictions and its relationship to the twelve step program of Alcoholics Anonymous. Journal of Substance Abuse Treatment 10: 23-24.

sábado, 18 de abril de 2009

LA ENVIDIA 1


La envidia es una emoción que tiene muchas variables (odio destructivo, displacer emocional, resentimiento, insatisfacción con lo que se tiene) que se produce debido a darse cuenta de que otro u otros poseen atributos que uno no tiene y que le gustaría tener.

Actuar la envidia destruyendo los intereses de otro, tiene un precio que a veces es muy alto, se pierde muchísima energía psíquica envidiando. Es producto de acciones de las que siempre habrá arrepentimiento y normalmente una acción envidiosa no produce ninguna ganancia secundaria.

Darse cuenta de que se siente envidia y no actuarla, ayuda a la serenidad.

jueves, 16 de abril de 2009

HOY ERES LO MEJOR


LOS PENSAMIENTOS PESIMISTAS SIEMPRE ATACAN A LAS PERSONAS QUE SON ADICTAS A LAS RELACIONES DESTRUCTIVAS. LLEGAN A CREER QUE SE MERECEN TENER EN SU VIDA ALGUIEN QUE LAS MALTRATE.






Hoy puedes decirte que eres lo mejor que has podido ser. Puedes trabajar en amar lo mejor de ti mismo y no temer lo peor. Eres una persona maravillosa y en crecimiento, con dones y cualidades que te hacen ser lo que eres. Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento. Estás a cargo de tu vida y tu propio crecimiento. Puedes elegir pensar de manera positiva, con pensamientos amorosos acerca de ti misma. No necesitas ser otra vez la víctima nunca más ni estar enganchado a la adicción de otra persona. Hoy tienes muchas opciones. Puedes elegir crecer en un programa de recuperación positivo. Puedes elegir tener personas amorosas y proactivas en tu vida.

Sí se puede cambiar y una de las mejores evidencias de cambio es renunciar a relacionarse con personas abusivas, maltratadoras, psicopáticas. El conocerse a uno mismo, permite saber cuando se está en una relación que implica maltrato. No es necesario seguirse castigando manteniendo en la vida a estos abusivos.

Hay relaciones amorosas que le dan plenitud a la vida.

sábado, 11 de abril de 2009

Separación de Pareja en Adictos en Recuperación



Adicción en ánima y ánimus


Uno de los principales cuestionamientos hechos (principalmente por terapeutas no adictos) a los programas de autoayuda de doce pasos dedicados a la rehabilitación de adictos y sus familiares, es que en muchas ocasiones se da la separación de parejas dentro del proceso de recuperación; el razonamiento aducido para ello es que dichas parejas “no llevan el programa a su casa”, esto más bien pudiera ser una ppostura ideológica que el terapeuta intenta imponer a su paciente. Es necesario aclarar que, si bien estos programas promueven la reunión de la pareja —cosa considerada primordial en el caso de AA—, en muchas ocasiones estas buenas intenciones no se logran y la familia sigue en proceso de desintegración a pesar de que el adicto ha dejado de consumir. Incluso hay adictos en recuperación que pueden pasar por uno o varios divorcios durante periodos de recuperación continua, llegándose a considerar esto como una situación “muy normal”. Existen muchas explicaciones para ello, aquí abordaremos una no convencional, basada en la psicología de lo inconsciente. El hombre, en su inconsciente, tiene una parte femenina —Ánima— y la mujer una masculina —Ánimus—[1]. Estas áreas responden a una vida inconsciente, de acuerdo a la apreciación junguiana, que en forma de constructos actúan de manera compensatoria con las situaciones que ocurren en la superfi cie consciente.
Los procesos adictivos encuentran referente a nivel inconsciente y deben sin duda alguna responder a estas imagos que Jung teorizaba. Existe entonces una correspondencia en la pareja al nivel de los procesos inconscientes. Con esto se quiere decir que en la adicción, a nivel de la psicología profunda, se da la existencia de un determinado impulso —que también puede ser ubicado en el id freudiano—, que da lugar a ciertas relaciones objetales al nivel consciente. Cuando estos constructos se interrelacionan, es decir, cuando el ánima y el ánimus de un hombre y mujer adictos (o adicto y codependiente) interactúan, surge una confluencia de energías psíquicas interesante. Enesta apreciación de la correspondencia consciente–inconsciente, es muy importante tomar en cuenta los sentimientos que afectan a nuestro ser en el aquí y en el ahora. Para Jung, la imagen que mejor describe el complejo de ánima y el ánimus, es un nido formado por dos círculos que interactúan.
Esta interacción se da de manera autocompensadora; si empiezan a existir movimientos en uno de los círculos que no son compensados en e otro, puede aparecer un punto de ruptura, una pérdida de equilibrio en el complejo. La búsqueda de un nuevo equilibrio psíquico individual, derivado de la sensación de frustración producida por el cambio percibido por al ánima respecto del ánimus de la pareja, traerá actitudes conflictivas a nivel consciente.
La cuestión está en cómo visualizar las manifestaciones inconscientes de esta vivencia de pareja cuando una de ellas, decidida a trabajar un cambio profundo de personalidad, comienza a afectar sus propios contenidos inconscientes, llegando a trastocar el modo en que su ánima o ánimus se manifiesta.
En primer lugar, vale la pena observar algunos comportamientos que dan evidencia proyectiva de lo que la conjuntio de esta singular pareja produce.

Sueños, actuaciones patológicas, comportamiento ritual sexual, motivos de discusión, formas de control, nuevos rituales de intoxicación (que pueden incluir otra clase de conductas adictivas como el sexo compulsivo, el apostar patológico, patrones de conducta obseso compulsivos), son algunas evidencias de lo que está ocurriendo en el sustrato de esta reunión de contenidos inconscientes.
Hay que partir de los elementos que se están reuniendo, y que se encuentran ávidos de actuar la patología. Se hace manifiesto, entonces, un estado singular en la pareja que no se encuentra en el proceso de cambio en el que existe una unión de contrarios que se ve antecedida por un cierto estado previo al caos (nigredo), estado en el que el alma se encuentra vacía, en espera de que el ánima regrese. Esto implica una pérdida de la capacidad de amar, que posiblemente será recuperada.
El ennegrecimiento, la nigredo, es el estado inicial, ya sea como cualidad de la prima materia —existente antes del caos o de la masa confusa—, o bien causado por la división (solutio, separatio, divisio, putrefactio). Si, como se suponía en ocasiones, se postula el estado de división, se llega a la unión de los contrarios expresada por el símil de la unión de lo masculino y de lo femenino (el llamado coniugium, matrimonium, coniunctio, coïtus) y entonces se produce la muerte del producto de la unión (mortificatio, calcinatio, putrefactio), con el correspondiente ennegrecimiento. En virtud del lavaje (ablutio, baptisma), se puede pasar de la nigredo directamente al emblanquecimiento, o bien el alma (ánima), que ha huído del cuerpo muerto, vuelve a unirse a éste para vivificarlo, o bien los muchos colores (omnes colores, cauda pavonis) conducen a un único color, que los contiene a todos.[2]
Pero el ánima que regresará probablemente no sea la de la persona con la que en la adicción activa se compartía. En la comprensión de la actuación a nivel inconsciente de estos constructos, surge entonces el convencimiento de que la persona que se ha dispuesto a cambiar, debe manejar un gran nivel de aceptación a nivel consciente, respecto del choque que están teniendo a nivel inconsciente el ánima y el ánimus de su pareja. ¿Podría entenderse con esto la renunciación que se hace en el proceso de recuperación de la pareja, que en muchos casos se vuelve definitiva?, ¿qué tanto puede influir una terapia superficial —encaminada al abatimiento de los síntomas— ante los cambios profundos que se están gestando en el ánima y en general en todo el sustrato inconsciente?
De cualquier manera, es necesario para el adicto en recuperación llegar a entender que existe un proceso de ajuste inconsciente con su pareja, que es necesario trabajarlo y esperar con paciencia los cambios que deberán aceptarse en el sentido que vengan.

Artículo originalmente publicado en la revista LiberAddictus. Para consultar más artículos haga click en:




[1]ULANOV, A. & B. (1994). Transforming Sexuality: the Archetypal world of Anima and Animus. Boston, Shambala,. p. 24
[2] JUNG, C.G. (1950). Psicología y Alquimia. Buenos Aires, Ed. Santiago Rueda, s/f.

lunes, 6 de abril de 2009

El "Buen Hijo", Adicto al Sufrimiento

Un “buen hijo”, ha desarrollado ciertos síntomas, poco atento a que, su ansiedad, depresión, trastornos de alimentación o sueño, adicciones, pueden ser indicativos de resentimientos reprimidos e ira. En el curso de la terapia, en la medida en que se vuelve consciente del rol que ha jugado y el precio pagado por jugarlo, podrá sentirse enojado, avergonzado y resentido, en búsqueda de una venganza, aunque sea sólo fantasiosamente, aunque pudiera actuarla o incluso desplazarla hacia personas similares a los padres y hermanos. El cumplimiento de las demandas narcisistas de los padres, se encuentra en la raíz de esta variedad psicopatológica[1]. La persona sometida, muchas veces ha sido un hijo modelo “noble”, que se ha plegado a los deseos de sus padres. Esta forma de satisfacer los deseos narcisistas de los demás, va moldeando una máscara, un falso self, con el que el sujeto aparenta “ser bueno”, porque cumple con los deseos de los demás, porque les sirve. Cuando se devela su situación de hijo sacrificado, el resentimiento no se hace esperar.
Cuando se sustituye el foco del resentimiento, el blanco de la venganza, las relaciones interpersonales se pueden complicar, pues muchos de los actos estarán en función de no “quien me la hizo, sino quien me la va a pagar”.
[1] Durham, Mary Sherrill (2000). Therapist's Encounters with Revenge & Forgiveness. London, Jessica Kingsley Publishers.

sábado, 21 de marzo de 2009

Crisis ¿Cuál Crisis? Tu Inconsciente te Puede Ayudar




Esta frase la decíamos antes, con optimismo. Era una forma de exorcisar al pesimismo. ¿Por qué existe uan campaña de medios para darnos la noticia de que existe una crisis económica?




¿En qué nos afecta psicológicamente esta crisis?




Son preguntas que tenemos que contestar.






  • En primer lugar, el hecho de que haya una crisis no quiere decir que nos debamos sentir mal.


  • Una crisis externa no es necesariamente una crisis interna. Podemos percibir las cosas de diferente forma.


  • No hay que tomar a "la crisis" como pretexto para seguir en la parálisis y no hacer nada.


  • Una de las mejores maneras de enfrentar la supuesta crisis "que viene de fuera", es mantener una actitud positiva.


  • Esta actitud puede crecer si se tiene un medio para lograr mayor creatividad.


  • La creatividad puede incrementarse si hacemos caso de los mensajes de nuestro inconsciente.


  • Esos mensajes pueden conocerse mediante un proceso de conocimiento psicoanalítico.


  • Este conocimiento se logra mejor si nos apoya un psicoterapeuta entrentado en psicoanálisis, es decir, en hacer consciente lo inconsciente.

jueves, 1 de enero de 2009

EL PERDÓN

Perdonar: Dejar Ir.

Cuando se deja algo del pasado, se abre la puerta a un nuevo futuro. Hay que tomar ese riesgo. La felicidad, precisamente proviene de dejar ir, que puede significar dar y estar dispuesto a recibir. Ya no hay por qué buscar el castigo contra alguien o contra sí mismo. Cuando no se perdona, se corre el riesgo de cometer actos antisociales. Vivimos en un país con una gran necesidad de perdón, así lo demuestra la violencia en que se vive.
Perdonar significa:
· Transformar los recuerdos,
· Poder apreciar los acontecimientos de otra manera para comenzar a sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás.
· Despojarse de la amargura y el resentimiento, del dolor y el sufrimiento, para poder:
· Establecer relaciones armoniosas y duraderas.
El perdón llega con el tiempo. Así se puede integrar lo bueno y lo malo de la gente. Si no se perdona, se es incapaz de alejarse del dolor que la herida produce, aunque haya pasado mucho tiempo Al-Mabuk, Enright, & Cardis, 1995). Por eso hay que perdonar.
La psicoterapia puede y tal vez debería introducir invariablemente técnicas de perdón. En realidad, el proceso de conocerse es en gran medida un acto de perdón. Pues saberse humano y falible implica perdonarse. Con ello se obtiene salud mental. Existen evidencias que demuestran que el incremento de la capacidad de perdonar trae consigo mejoramiento en la salud física y mental (Coyle & Enright, 1997; Freedman & Enright, 1996; Pettit, 1987; Salovey, Rothman, Detweiler, & Steward, 2000). Perdonar implica el surgimiento de emociones positivas que producen un incremento en el pensamiento creativo. Dejar ir, desprenderse del pasado por medio del perdón hacia los demás y hacia uno mismo, hace que surjan nuevas ideas, que nuevas puertas se abran. Perdonar mejora la autoestima y disminuye la ansiedad u depresión, pues la ira contra los demás y contra uno mismo tiende a reducirse. }
Si se logra cambiar la forma en que se concibe el dolor, el sufrimiento, quien le ha afrentado y las heridas sufridas, el sujeto puede o ha perdonado y esta nueva perspectiva acarrea la felicidad y la aceptación. Precisamente, lograr un buen grado de aceptación implica perdonarse. Quien perdona acepta a los demás y quien se perdona se acepta a sí mismo.
“Quisiera perdonarte pero no puedo olvidar lo que me hiciste y ese daño me ha afectado toda la vida”. Este es un pensamiento rumiante que incluso pudiera ser el resultado de un proceso psicoterapéutico inacabado. La falta de perdón tiene que ver muchas veces con el pasado que se usa como pretexto, con el que se juega para culparse de los falsos fracasos percibidos. Si no se pasa por el dolor del fracaso, no se puede perdonar y aun así, puede existir un ir y venir de resentimientos que impiden que se deje ir lo que supuestamente impidió el logro anhelado.
Pudiera pensarse que solamente se puede perdonar cuando se está ante el agresor implorando éste perdón. Pero esto no pasar de un mero deseo, que se produce como consecuencia del resentimiento. “Quisiera que éste o aquella viniera a pedirme perdón de rodillas”. Esto es algo muy remoto. Los seres humanos somos muy propensos a justificar nuestras faltas o incluso en confiar precisamente que el tiempo enmendará nuestros errores.
Pero el dolor puede volver si el perdón no es tan profundo como la herida. LA motivación principal de perdonar se encuentra en los beneficios internos, sobre todo generadores de salud mental que dicho proceso connlleva. El cliente o paciente debe estar conciente que debe perdoanr para mejorarse a sí mismo.
La identificación con un agresor del pasado, desplazado en el presente por alguien que se le parece, sometiéndose de nuevo de manera masoquista a abusos, es una consecuencia de no perdonar los abusos del pasado.
“Ya pasó…hoy mi vida es diferente y quiero disfrutarla”. Esta es una actitud que debe profundizarse en el conocimiento de la propia historia.
La falta de perdón está relacionada con el resentimiento y la envidia destructiva. Perdonar es una elección de vida, de tener nuevas oportunidades para disfrutarla. Perdonar implica haber pasado en una relación.por un proceso de
Idealización – Destrucción – Negociación – Perdón
En esta medida, es un proceso similar al del duelo. De hecho, perdonar implica un proceso de duelo. Muchas veces no perdonamos a los ausentes por el hecho mismo de haberse ido, de no habernos visto cuando cambiamos, de no habernos dado una mejor oportunidad, una mayor confianza. También uno debe perdonarse sus propias ausencias. No seguir buscando castigo, sino la oportunidad de abrir nuevas puertas. El perdón tiene alcances sociales. Los grupos en conflicto solucionan sus diferencias y se integran para soluciones comunes mediante el ejercicio del perdón. Lo que funciona en el grupo interno de la persona, el perdonar a aquellos que hoy se encuentran dentro de su psique, funcionara para mejorar las relaciones con el grupo externo, con quienes se establecen relaciones importantes en todos los ámbitos.
Existen técnicas para que cada uno de nosotros logre el perdón y crezca. El sufrimiento que ha de ser aliviado mediante dichas técnicas psicoterapéuticas tiene que ver con la ira, el resentimiento, los pensamientos rumiantes, la incapacidad de “dejar ir” y sobre todo el deseo impotente de perdonar. En general, con todo el enojo que produce un pasado insuperable, irresistiblemente atrapador, al que se le culpa de los fracasos del presente. De ahí la importancia de que un proceso psicoterapéutico ayude a perdonar. En el fenómeno de la transferencia, puede ser que el hecho que no hayamos perdonado a alguien del pasado, produzca animadversión con una persona que guarda un parecido en el registro inconsciente con el supuesto agresor del pasado. Un ejercicio interesante sería identificar resentimientos con alguien del pasado y ver si esta persona se parece a alguien del presente con quien llevemos una mala relación. ¿Qué tendríamos que perdonar de aquél agresor? ¿Eso mejoraría nuestra relación con el personaje del presente?
Persona del Presente
Persona del Pasado (Se parece a)
Emociones asociadas
1


2



En otras ocasiones, el no haber perdonado a un agresor del pasado, hace que nos enfrasquemos en relaciones destructivas con personas que se le parecen, en un intento de superar el trauma causado con este sustituto. Por ejemplo, una ofensa que se ha mantenido en los resentimientos por parte de algún hermano, pudiera tratarse de re-escenificar con un personaje que se le parezca en el presente, pudiendo acarrear con ello un sometimiento masoquista innecesario.
Eliminar el resentimiento y producir actitudes positivas son las metas terapéutica primordiales en el perdón. Identificar las reacciones al trauma infligido, como son ira, tristeza, desesperanza, vergüenza, desilusión. Estos sentimientos pueden ser luego procesados con el terapeuta en un lugar apropiado. Otra intervención consistiría en desarrollar empatía hacia el ofensor.

El Amor y el Perdón
La falta de perdón produce ira. Ésta solamente puede ser enfrentada con amor. El amor que se usa para perdonar al ofensor tiene que ver con la empatía. Hay que tratar de ver al agresor como alguien que tuvo que llegar a fastidiarnos por algún motivo relacionado con su propio sufrimiento existencial y tratar de sentir cómo su alma fue siendo torturada como para llegar a ser un ofensor tan dañino para los demás, para nosotros. Ser compasivo amplifica la capacidad de perdonar.

La Oración y el Perdón
La oración del padre nuestro involucra al perdón en relación a que un poder superior nos puede ayudar a perdonarnos y a perdonar. Implica el cristiano principio de amar a otros como pudiéramos amarnos a nosotros mismos, en un equilibrio entre el amor por los demás y el amor por uno mismo. En términos psicoanalíticos, un equilibrio entre la libido narcisista y la libido objetal, que tiende a regular la agresión hacia uno mismo y hacia el medio. Desde la visión Cristiana, Dios a través de Jesucristo, espera que perdonemos a los que nos ofenden para poder ser perdonados por él.
En la oración. Cada vez que reconocemos que guardamos rencor y que sinceramente deseamos evitarlo, vamos bajando la intensidad de nuestro enojo hasta que efectivamente logramos que no nos afecte. Esto implica una resolución traumática mediante el relato. Los católicos usan para ello la confesión de los resentimientos. En los programas de doce pasos, se utiliza el quinto paso en que entre otras cosas contiene la lectura ante otro y la admisión ante Dios (oración) de los resentimientos escritos en el cuarto paso.

Consecuencias del Perdón
Haber perdonado cambia la perspectiva que tenemos sobre la historia de nuestra vida. Esto no significa que estableceremos otra vez un nexo con alguien que ha abusado de nosotros para que su abuso se perpetúe. Todo lo contrario, el proceso de perdón implica precisamente no volverse a someter al abuso, al entender cual fue nuestro papal – nunca culpable – en la ofensa recibida. Esto implicará que no existe una compulsión a la repetición del acto de abuso recibido, en aras de poder superarlo.
El perdón puede disminuir la ira que se encuentra asociada a trastornos depresivos (Enright y Fitzgibbons, 2000). Si se perdona, la queja común en el depresivo acerca de no haber tenido éxito en la vida o en algunas situaciones debido a la agresión sufrida, se anula y entonces puede salir la agresión a ser utilizada provechosa y creativamente. Implica romper la negación sobre hechos traumáticos sufridos, la manera en que se ha re - escenificado el trauma en papel de víctima por no haber sido capaz de perdonar. Cuando se perdona realmente, se deja de re – experimentar el hecho traumático en distintos escenarios.
El resentimiento también puede llegar a dirigirse hacia un grupo y esto genera prejuicios e intolerancia. Con el perdón se alcanza la tolerancia. Al perdonar a un agresor que perteneciera a un determinado grupo identificado, pudiera alcanzarse un perdón general para todo ese grupo, eliminando prejuicios. Pero lo mejor es el perdón universal.
No haber podido perdonar simplemente tiene que ver con no haber concebido que el cambio interior que produce el perdón es más provechoso que el estado de resentimiento e ira, si bien muchas veces eso es lo que produce acción vital, lo cual no es una incapacidad moral, sino más bien que no se ha tenido la fortuna de elaborar el trauma y ver al agresor o a uno mismo como errado, con diferente perspectiva.

Referencias
Enright, Robert D.; Fitzgibbons, Richard P. (2000). Helping clients forgive: An empirical guide for resolving anger and restoring hope. Washington, DC, US: American Psychological Association. xiii, 376 pp.
Lamb, Sharon(Editor). Before Forgiving : Cautionary Views of Forgiveness in Psychotherapy. Cary, NC, USA: Oxford University Press, Incorporated, 2002.
Wade, N. G., Johnson Ch. V. y Meyer, J. E.: Understanding concerns about interventions to promote forgiveness: a review of the literature. Psychotherapy: Theory, Research, Practice, Trainin. Copyright 2008 by the American Psychological Association 2008, Vol. 45, No. 1, 88–102