jueves, 26 de noviembre de 2009

¿Si triunfas, Fracasas?

“…Tanto más sorprendidos y aun confundidos quedamos, entonces, cuando, como médicos, hacemos la experiencia de que en ocasiones, ciertos hombres enferman precisamente cuando se les cumple un deseo hondamente arraigado y por mucho tiempo perseguido. Parece como si no pudieran soportar su dicha, pues el vínculo causal entre la contracción de la enfermedad y el éxito no puede ponerse en duda… (Sigmund Freud, Los que Fracasan Cuando Triunfan, 1916)


Se tiene un logro, se es feliz, pero al poco tiempo se desprecia este logro, se le devalúa, no se le disfruta. ¿Por qué surge esta forma de sabotear lo deseado y arduamente obtenido? ¿Cuál es el mensaje interno que nos está torturando con la sensación de no merecer?

Si nos ponemos a pensar detenidamente, ocurre que muchísimas personas alrededor del mundo, incluso líderes políticos y empresariales encumbrados, han tendido a lo largo de la historia a sabotear en algún momento de la historia, los triunfos obtenidos. Por ejemplo, está el caso de las personas que una vez obtenidas grande sutilidades, dilapidan su fortuna en juegos de azar, en los que saben que tienen pocas posibilidades de ganar.



Están también los sujetos que cuando han llegado a constituir pareja con el ser tan amado y anhelado en su momento, de pronto caen en la cuenta de que ya no la quieren, que hubiera sido mejor quedarse sólo o escoger a otro.

No se detienen a disfrutar lo que se ha conseguido, se le pretende desechar, si no inmediatamente, si mediante una labor destructiva que empieza el mismo día del logro. Pareciera que disfrutan esta forma de vida autoflagelante.

¿Habrá acaso una ganancia en la queja que surge después de haber perdido lo ganado? ¿Se disfruta de atribuir a la mala suerte las pérdidas? ¿El enojo que produce darse cuenta del autosabotaje permite alguna ventaja? Las respuestas increíblemente pueden ser positivas.

Otra situación ocurre cuando el exitoso dilapida su éxito con otros, en la forma de regalos caros, tiempo de atención innecesaria, servicios masoquistas y toda clase de sacrificios culposos que ponen de manifiesto que el que tiene quiere desprenderse de lo que ha obtenido de una manera maníaca, sin ni siquiera reflexionar si lo que da será de utilidad al que lo recibe. Esto ocurre por ejemplo, cuando compramos cosas a nuestros hijos (juguetes, ropa), que tal vez no necesiten y ni siquiera deseen y que solamente las reciben por complacernos. Esto no es educar ni amar.
Puede ser que algún conocido, apto para desempeñar alguna posición importante, “…empezó a intimidarse, empequeñeció sus méritos, se declaró indigno de desempeñar el puesto que se le confería y cayó en una melancolía que durante algunos años lo inhabilitó para cualquier actividad (sigmund Freud, Los que Fracasn Cuando Triunfan, 1916)”.

Se destruye entonces el cumplimiento del deseo, como en los sueños en los que los logros no se dan por completo. Como si existiera algún agente interno que nos niega todo merecimiento. En realidad, se trata de alguien que hemos introducido a nuestra estructura psíquica
¿Qué es lo que se siente cuando te das cuenta de que no aprovechaste una oportunidad ganada? ¿Puedes tolerar las emociones sentidas ante estos supuestos fracasos que ocurrieron después del triunfo? En realidad, aquí está la clave para superar esta clase de pensamientos y conductas derrotistas que surgen después de haber triunfado. Tener una respuesta positiva a las dos preguntas anteriores implica aceptación, para no resentirse por no haber aprovechado ciertas oportunidades, implica perdonarse. No es posible reparar todo lo dañado o recuperar lo perdido.
Nadie está obligado a lo inútil. Querer, por resentimiento contra uno mismo o falta de perdón, ir en pos de recuperaciones inútiles, solo producirá actos imprudentes que se lamentarán.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por haber publicado lo anterior, soy una persona que no logra manejar sus emociones y que siento que siempre fraaso pero la verdad es que nunca soy feliz con lo que tengo, acabo de terminar una relacion de 6 años y es que siempre senti que esa persona noe ra loq ue quería para mi y ahora cuando él toma la decision de seprarnos me siento derrotada y me aferro a no perderlo por que una vez mas siento que fracaso... es muy extraño y no me gusta ser como soy pero no se como hacerle.. gracias.

Andrés Tovilla dijo...

Es de gran valor reconocer que se ponen decisiones importantes de la vida en manos de otro, como la de terminar una relación. Es que se ha puesto demasiada energía en la relación y muy poca en otras cosas importantes de la vida.

Saludos

Anónimo dijo...

la esclavitud muy buen resumen de lo que nos pasa a menudo a todos, lamentablemente te das cuenta que perdiste mucho tiempo en tus mejores años dando demasiada importancia a situaciones que no son tan significativas, como hacer entender a la juventud que hay que ser mas productivos cuando se es joven y no lamentarse cuando el tiempo se te ha ido.?

Anónimo dijo...

hola, hoy me encontre con tu blog y me gusto mucho. este post me recuerda mucho a mi sobre todo en las relaciones de pareja, en cuanto llego a tener una empiezo a sabotearla.
Me gustaría si puedieras recomendar que hacer o donde acudir para quitar ese autosabotaje
saludos coordiales