lunes, 6 de abril de 2009

El "Buen Hijo", Adicto al Sufrimiento

Un “buen hijo”, ha desarrollado ciertos síntomas, poco atento a que, su ansiedad, depresión, trastornos de alimentación o sueño, adicciones, pueden ser indicativos de resentimientos reprimidos e ira. En el curso de la terapia, en la medida en que se vuelve consciente del rol que ha jugado y el precio pagado por jugarlo, podrá sentirse enojado, avergonzado y resentido, en búsqueda de una venganza, aunque sea sólo fantasiosamente, aunque pudiera actuarla o incluso desplazarla hacia personas similares a los padres y hermanos. El cumplimiento de las demandas narcisistas de los padres, se encuentra en la raíz de esta variedad psicopatológica[1]. La persona sometida, muchas veces ha sido un hijo modelo “noble”, que se ha plegado a los deseos de sus padres. Esta forma de satisfacer los deseos narcisistas de los demás, va moldeando una máscara, un falso self, con el que el sujeto aparenta “ser bueno”, porque cumple con los deseos de los demás, porque les sirve. Cuando se devela su situación de hijo sacrificado, el resentimiento no se hace esperar.
Cuando se sustituye el foco del resentimiento, el blanco de la venganza, las relaciones interpersonales se pueden complicar, pues muchos de los actos estarán en función de no “quien me la hizo, sino quien me la va a pagar”.
[1] Durham, Mary Sherrill (2000). Therapist's Encounters with Revenge & Forgiveness. London, Jessica Kingsley Publishers.

22 comentarios:

SHE dijo...

supongo que tambièn hay "buenos hijos " como tales y sin resentimientos,
me ha parecido un buen despliegue
de informacion sobre dicho tema, pero me ha sabido a poco...
espero que escribas màs acerca de esto, he tomado nota de las referencias que das, gracias!

Unknown dijo...

Yo soy un ejemplo de tales "buenos hijos", y he sido descrito en tu artículo tal como lo he vivido. Los síntomas iniciaron muy temprano en la vida, y en los últimos años me he empezado a dar cuenta de ello, con tratamiento psicoanalítico, pese a ello, aún estoy en la fase del resentimiento, de la queja, de la impotencia parcial, del displacer. Me saboteo mi éxito, critico mis acciones como siento que las habrían criticado mis padres y los adultos con lo que viví. En mi infancia todos los adultos tenían autoridad sobre mí, eso aprendí. Al mismo tiempo en mi elección de pareja está mi madre y varias tías. Darles gusto y elegir a alguien como alguna de ellas, o una de cada tipo, he ahí el dilema. Ya he actuado la venganza y aún así no me ha sido suficiente, me he autocastigado severamente, y lo sigo haciendo. Le decía a una amiga, necesito seguir con ese sufrimiento, aún no logro salir a la luz. Sí hay buenos hijos sin resentimientos, supongo depende del temperamento y diferencias en la crianza.
Pues no encuentro otro camino que seguir intentando la búsqueda, intento no causar daño mientras tanto. Prefiero dormirme, aislarme, luego me siento solo, vacío, y necesito buscar a alguien. Tengo algunos síntomas físicos, nada grave, difícil.
Unas notas buenas, antes bebía episódicamente mucho, era mi escape, ahora bebo por antojo a veces 1 cerveza. En eso ya no soy buen hijo, en mi familia hay alcoholismo; empiezo de a poco a poner límites de cuando servir y cuando "someterme". Espero mejorar, me desespero mucho, pero es mi afianzamiento con la vida.
Busco donde escribir cuando me siento muy agobiado y no me toca sesión de terapia, si aquí puedo hacerlo, gracias.

Andrés Tovilla dijo...

La sensación subjetiva de vacío viene precisamente del "darse cuenta" de que se ha vivido con una máscara, que nos la hemos puesto en busca del amor de los que nos rodean. Esto implica reconocer que hay partes de la vida que no se han llevado como uno hubiera querido. Bienvenido al Blog, Wilfrido.

Unknown dijo...

Gracias Andrés por tu comentario, espero se unan más personas al blog. Entiendo esto del vacío y lo de la máscara como un intento dentro de esa búsqueda. Es decir, hay situaciones en que no hallamos mejor alternativa para sobrevivir, cuando menos así lo vivenciamos algunas personas, pudiera ser que otras opciones mejores estuvieran ahí, pero no las vimos, elegimos la que parecía más adecuada. "Para que la bruja no me coma" hay un libro, es decir, si no tomaba esa opción de "hijo bueno", temía que mis padres dejaran de amarme, o buscaba que me amaran más. Pero con una familia extensa, confusa, viviendo como mejor se podía, pues no fue posible vivenciar que mi "máscara diera resultado" y por eso me qudó fija, añorando que ejerciera el efecto deseado. Ahora, la tarea está en encontrar quien soy yo bajo esa máscara, y aceptarme sea como sea, que dicho sea de paso, sé que soy una persona valiosa. solo que he de dejar salir sin miedo o con él mi ser, entonces ya no necesitaré la máscara. Como "el hombre de la máscara de hierro" dolió mucho cuando me la puse, igual el quitármela desgarra la carne y el espíritu.

Andrés Tovilla dijo...

Siempre causa dolor el sufrimiento. Pero precisamente, cuando causa más dolor no cambiar que hacerlo, se avanza.

Anónimo dijo...

Entiendo, y percibo que cuando parece que las cosas van mejor, las defensas se intensifican, y se repite la ideación y la conducta. Y es conveniente saber que se repite la conducta para intentar ahora sí obtener la respuesta necesitada, solo que la realidad ya nos muestra que eso no va a suceder en la forma que uno la busca. La reverberación cuesta mucho romperla. Es como hacer una nueva carretera, sigue siendo "más fácil" irse por la que ya está construida, aunque siempre llega uno a donde mismo. ES la tarea, de a poco trazar algún camino diferente, o una meta diferente, quizá.

Andrés Tovilla dijo...

La clave está en que muchos de nuestros miedos a lo nuevo son irreales.

Anónimo dijo...

Cierto que los miedos son irreales, pero para el que los padece son "reales", y tanto que producen angustia, escalosfríos, intranquilidad, temor a que las cosas se compliquen y ocurra una catástrofe, son como una pesadilla. Yo soñaba de niño que un chango peludo estaba parado en mi cabecera con sus patas flacas y peludas con sus ojos grandes, enormes, diabólico, y luego se me echaba encima y yo no podía moverme, ni gritar, y yo me sentía que estaba despierto, que eso era real, luego realmente despertaba y ya no me podía dormir del miedo, me sudaban las manos, mi corazón estaba acelerado, me tapaba la cara con las cobijas para protegerme, de los fantasmas, diablos externos, y todo eso estaba dentro de mí........

Anónimo dijo...

Ahora mismo me pregunto: ¿por qué no buscaba a alguien para hablar de lo que me pasaba? ¿en ese rato en la madrugada de pesadillas, a la mañana siguiente, en la escuela con mis maestros? ¿en el centro de salud, con el sacerdote? ¿por qué no lo escribía como ahora para mostrarlo a alguien solicitando ayuda? porque las pesadillas eran nocturnas, pero de día presentaba algunos síntomas. Algunas respuestas: temía que me tomaran por loco; no había confianza para hablar de lo que uno sentía o le pasaba; lo sentía como algo "merecido" por mis "iniquidades", palabra que aprendí cuando leí la biblia, Yavé Dios aniquilaba por sus "iniquidades" a los pueblos de la antigüedad. Bueno, ahora tengo con quien hablar, aprovecho para escribirlo. Gracias.

Andrés Tovilla dijo...

Un chango paeludo atrás del bebé puede ser una madre percibida muy amenazante. ¿Cómo es hoy tu relación madre - hijo?

Anónimo dijo...

Claro que es interesante la pregunta, actualmente hay distancia física y emocional de mi parte sobre todo, no solo con ella sino con toda mi familia. Ella siempre fue vista por mí y por los demás hijos como una santa, una mártir que había aguantado una serie de sufrimientos, humillaciones inclusive, quizá fue una forma en que intentó cuidarnos, pero realmente resultó en que no podía hacerlo, se dedicó a cuidar a mi padre que bebía, y a otros elementos de la familia, además de nosotros, 7 hermanos. La amenaza no la noto concientemente, sino hasta el tiempo del tratamiento, cuando percibo que, como otras mujeres, su enojo, frustraciones, miedos, etc. los dirigen a veces a los hijos, pero muy pocas veces ejercen el castigo, lo cual las quitaría de ser santas y mártires, pero lo ejercen a través del padre. Así la madre santa y el padre "malo", cuidados insuficientes, carencias sustituidas por fantasías y defensas. En el fondo coraje, a ambos, y luego a los familiares circundantes. Pero no se concientiza se dirige hacia uno mismo o se desplaza a otras personas con quien uno se relaciona.
Es posible entonces una relación ambivalente de necesidad del amor y aceptación de los padres, con un enojo intenso por no ser lo que yo necesité. Y a lo mejor yo necesité tanto que no habrían podido dármelo de todas maneras. No lo sé. Gracias.

Andrés Tovilla dijo...

¿Cuál era tu papel en el medio de esa pareja? esta es una pregunta que valdría la pena hacerse y ver además como ese rol pudiera haberse reproducido o se está reproduciendo en diversas relaciones. Por ejemplo, en adquirir el papel de mediador o de "chivo expiatorio".

Anónimo dijo...

A veces intenté ser mediador, no identifico un rol de "chivo expiatorio", aunque lo contemplo como algo posible, luego como alguien que estorba y puede ser desplazado, eso sí me parece más evidente. .
Un ejemplo de intermediario, cuando mi hermano 1 año más o menos menor que yo llevó a vivir a su pareja a mi casa, la "escondió de mi padre", en complicidad con mi madre, nosotros y unos tíos que vivían en la casa contigua, dentro del mismo terreno, la escondía con dichos tíos, y cuando el "lobo feroz" no estaba, ella salía, y cuando él llegaba, ella se escondía, yo, me asustaba al igual que mi madre y que todos, por la posibilidad que mi padre se diera cuenta y el principal resultado es que le reclamaría con gritos y quizá golpearía a mi madre y probablemente a mi hermano. Además reclamaría a los demás por la complicidad. Un día, mi hermano se decidió a hablar con mi padre y ahora lo recuerdo y diría "curiosa y sorpresivamente" me pidió ue yo hablara con él, yo pensé y quizá aduje débilmente, que eso no me correspondía, pero finalmente accedí. Nos reunimos en una mesa redonda, y después de mucha duda y nerviosismo, antes de que mi padre se fuera de ahí, me parece que yo le dije que mi hermano le quería decir algo. Le dijo sobre su mujer y mi padre le dijo que no aceptaba y que él debía seguir estudiando, entonces yo, "señor todopoderoso", "capaz de calmar las aguas" por ser "hijo bueno", hablé y le dije a mi padre que pues para mí esa muchacha era la mujer de mi hermano y yo la reconocía como tal. Y ellos se casaron y afortunadamente viven bastante felices, se construyeron su casa y se independizaron bastante adecuadamente. Pero en ese tiempo ocuparon una parte de mi casa, donde ya de por sí éramos muchos. Yo tenía unos 20 años.
Algunos años más tarde mi hermano mayor repitió la historia, pero más dramático para mí, cuando un día yo estaba acostado en mi cama y él llega y me "ordena" que me pasa al otro cuarto que teníamos, porque él se iba a quedar ahí con su mujer. El era adulto para mí, con jetatura, y pues con mi lógica de "dónde más podría irse para estar con su mujer", pues que crees, me fuí al otro cuarto. Y ellos se casaron Y viven quizá no tan felices, pero, tolerantemente bien. Siendo el primogénito, al igual que mi padre hizo, se construyó unos cuartos arriba de la casa y ahí está "a gusto".

Anónimo dijo...

Te diré que yo vivo lejos de mi familia, en la búsqueda de algo más sano, creo ser el que está fuera del territorio de ellos. Hay veces que siento deseos de devolverme, pero tengo esa lejanía por en lado y la testarudez de que mi lugar ya no es allá, sino que es más sano como estoy. Pero todavía siento la necesidad de que me den, dinero, por ejemplo, supongo que más bien pido mi lugar, amor, estima, respeto.
Muchas veces intenté hablar con mi padre para reclamarle que trataba mal a mi madre,casi siempre después de una borrachera de él, yo siento que no me atrevía a reclamarle lo que yo necesitaba para mí. Pasaba la noche previa pensando todo lo que le diría, unas 2 horas de discurso, más o menos. Cuando ya estaba "frente" a él, acostado en su cama, digo "frente" porque yo más bién estaba viendolo por el espejo del tocador, y de lado, casi impulsado a correr, pero, él me escuchaba algunas cosas, pero cuando algo ya no lo toleraba, entonces alzaba la voz, sin gritar, pero su voz suena impositiva, fuerte, autoritaria, con un momento me bastaba para decirle, "está bien", bueno, "ya me voy".
El "salvador" de la familia, una tía decía después "el salvador, la gloria de un pueblo".
Después he sido "echado", y en otras yo mismo me he "echado" de sitios, incluyendo de sitios que yo me había ganado con mi esfuerzo y mi trabajo. Gracias.

Andrés Tovilla dijo...

Cumplir el papel de intermediario, la incapacidad de comunicarse con figuras de autoridad de manera directa, ceder ante los abusos de pares, no mantener una posición firme en negociaciones, son algunas de las consecuencias en el aquí y ahora de haber sido un "buen hijo"

Anónimo dijo...

Entiendo, es importante para mì ponerle nombres a las cosas, darme cuenta de mi sentir, pensar y actuar actual. Gracias, puedo trabajar en esos puntos e intentar su modificación.
Trabajaré con mi terapeuta si puedo seguir estudiando psicoanálisis, porque me es muy interesante, solo he de intentar evitar se aumenten las resistencias y que no sea una señal de omnipotencia.
Estoy realizando algunas actividades que me van a permitir poner a prueba las recomendaciones que me haces, estaré en contacto. Quiero escribir un libro, sobre mi vida, "un adendum al hombre de las ratas", pero le llamo "Lo que el vino no se llevó"
Saludos.

Claudia Blogger dijo...

Creo que no necesariamente debe haber venganza en la medida en que el esfuerzo por aprender de ese "darse cuenta" de la situación se enfoque en la mejora propia.

A veces un "buen hijo" es eso un buen hijo, es igual que en la religión, sigues un sistema de reglas para la vida y al final resulta que no estás en donde quisieras estar, y que el significado de cosas para ti no es igual para los demás, por ejemplo:
salirte de una escuela de paga para evitar que tus padres tengan una presión mas y puedan pagar una casa, para ellos fue falta de carácter y no valorar las oportunidades, aunque hayas estudiado otra cosa que también te gustaba.
O que no tenga amigos y me haya casado con alguien que conoci en internet porque "no era muy sociable". Pero como ser sociable si mis "amigos" solo me buscaban cuando necesitaban algo.

No sé, creo que hay muchos ejemplos el caso es que siempre quiero lo mejor para todos, siempre pienso en todos, asi sea el viejito que recoge cartones o el Presidente, mi esposo o mi mamá.
Y si pienso en mi también me acarrea problemas, discusiones y demás... descubrir que soy la hija sacrificada en algunas cosas me acarrea resentimiento igual que la falta de decisión, pero tratar de imponer lo que quiero me trae a veces mas problemas que no hacer nada...

Andrés Tovilla dijo...

¿Por qué, si hemos trunfado, sufrimos? En este sentido existe siempre en el fondo una culpa inconsciente. Pero cuiando uno se percata de su existencia, entonces sobreviene el resntimiento, por haberse negado a disfrytar algunas cosas de la vida, precisamente a causa de no saber difrutar de los logros. En este sentido, cabe el perdón para sí mismo. Ahora ya me doy cuenta de que tengo una tendencia a no disfrutar de lo que logro, por ello hoy me gustaría disfrutarñlo, perdonándome de auqlleo que, como logro, rechacé y no disfruté, aunque haya sido tan costoso. Hay que perdonarse.

Anónimo dijo...

Bien estoy captando algunas situaciones en relación al inconciente. De acuerdo en buscar el perdonarme a mí mismo para dejar de sufrir. He estado en algunas sesiones que han hecho algún ejercicio para simbolizar el perdón, como escribir en una hoja sobre algún resentimiento y luego quemarlo. Ahora verifico que es hasta entrar al inconciente lo que hace posible esa capacidad de perdonar. Este viernes he recibido un msj sorpresivo de una mujer invitándome a un café y a charlar. Si bien nos encontramos frecuentemente e intercambiamos por cuestiones principalmente laborales, algunas veces hemos platicado sobre asuntos personales. Es una mujer quizá un poco menor que yo, profesionista. Físicamente no me atrae lo suficiente, como persona es madura y positiva. Nos vimos y platicamos y no resultó de mayor trascendencia este primer encuentro en cuanto a intentar una relación, pero creo que esa era su intención, hasta que......yo le planteo los requisitos de una relación que leí en un mail de un psicoanalista: Atracción, química; Compatibilidad suficiente, más del 60%; y Compromiso. o sease una respuesta intelectual a una propuesta emocional.
Me recordé de una chica en la adolescencia que me pidió que fuera su novio, no me la creí nunca, como se había atrevido si había chicos más guapos, más varoniles: ella tenía un hijo, así que justifiqué mi cierta lejanía y no enamoramiento con ideas como que ella quería "atraparme" para que yo me hiciera cargo de su hijo. Yo ya traía la "culpa" de una relación no aprobada`por los preceptos de mi familia, entonces ante mi dubitatividad y la edad también, ella un día llega a la escuela con otro, que desde luego yo seguramente que lo percibí más hombre y guapo que yo.
Años más tarde volvió la misma historia con otra mujer ya estábamos en edad entre 25 y 30 años, ella se fué con otro, luego regresó, pero yo ya tenía esas dos grandes experiencias traumáticas. Así que a final de cuentas terminamos, los detalles son bastante lastimosos. En mis siguientes relaciones yo me acerqué, yo conquisté, y luego me fuí, antes de que me largaran, yo me fuí.
Así que este sábado con esta chica, vino la repetición, una oportunidad con alguien que le soy atractivo, pero, que luego me largará, así que evito que entre a comunicarme sus afectos.
Aún no he renunciado, ya tengo que agradecerle el haber traído a la conciencia algo que ya he visto en la psicoterapia, pero en esta ocasión palpable en vivo.
Y hay una fuente más primitiva, por supuesto, cuando tenía menos de un año de edad mi madre se embarazó, me abandonó por el otro, y por los otros, además de varios hijos, también se aventó la tarea de cuidad de mi padre, alcohólico, mujeriego, violento, del abuelo, y ella traía su necesidad, en su casa había sido maltratada, golpeada por sus padres, muy joven emigró del campo a la ciudad. Ahora ella es dueña y señora del ambiento familiar, incluso siendo nuera mi abuelo le firmó como heredera de parte de la casa. "Ella me dijo así hacer algunos años": Tú abuelito estaba a punto de firmarme como heredera única de la casa, pero, tú padreee, ahí se metió, y finalmente quedó también como heredero."
LLevo muchos años pagando culpas, buscaré ahora disfrutar mis logros, que, son muchos, y invitaré a esta chica en la semana a intentar un mayor acercamiento.
Gracias, seguiré escribiendo.

Anónimo dijo...

Hola, ¿se ha detenido el blog? espero que continue

Andrés Tovilla dijo...

No está detenido el Blog. Me parece que ahora un buen tema sería analizar el origen de la conducta codependiente, cómo se recibe una valoración positiva de esta clase de sacrificios desde la infancia que se arraigan en los anhelos del deber ser.

Saludos

Anónimo dijo...

Escribo algo que me vino al recuerdo, cuando me ponen el brazo encima y yo no me siento cómodo: un tío me hablaba con palabras aduladoras cuando quería que fuera a la tienda a traerle un refresco, una cerveza. me decía te dicen "el gaucho veloz". Como ese hay otros ejemplos de algún familiar que me "sujetaba" y no me podía ir lo escuchaba y hablaba él estaba bebido, así lo que siento es que me "seducen" para obtener una ganancia y yo no me voy "por temor". Ciertamente ser "víctima" "mártir", era tomado como virtuosismo, se admiraba, como los mártires de la guerra cristera, o los mártires que relata la iglesia católica; Job, mujeres que toleraban maltratos y eran "heroínas".