martes, 29 de diciembre de 2009

Fin de Año


En el fin de año pueden ocurrir fenómenos emocionales que se tienen que enfrentar, aunque se crea que se sufren.

En primer lugar están las ausencias de los seres queridos. Luego, la falta de los tiempos de le niñez, en los que la navidad estaría conectada en la mayoría de los casos con la sorpresa de los regalos y la sensación de recibir el amor de nuestros padres y otros familiares. Las dos cosas faltan, y sentirlo, nos deprime. Desearíamos volver a las épocas del juego y la felicidad. Ahora, siendo adultos, también pudiéramos estar viviendo momentos que creemos que son menos disfrutables que otras navidades del pasado.


Hay que enfrentarlo y superarlo. Este tiempo pasará. Son duelos que resurgen en las fechas conmemorativas. A veces, las cosas tienen explicaciones sencillas.


Pero hay que tener cuidado cuando se tiene una sensación de falta. No vaya a ser que nos invadan las emociones de otro que desee depositar su patología mental en nosotros. Cuando uno cree que se ha metido en el fondo emocional del otro, es porque se tenía un vacío tal que no se podía vivir una vida propia. Una vida que valga la pena vivirla, como cualquiera de nosotros puede hacerlo.


Hay que reconocer el vacío existencial propio, que precisamente en las fecha conmemorativas, se percibe más difícil de encarar y se quisiera llenar con algo o con alguien.

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