jueves, 7 de enero de 2010

Capacidad de Demora en el Año Nuevo



No incurrir en actos impulsivos puede ser un buen propósito de año nuevo. Para lograr esto, hay que tener conciencia de uno mismo y de la propensión que se pudiera tener para actuar en respuesta inmediata a una emoción sentida. Sobre todo el enojo.
Pudiera decirse que como resultado de la frustración de la “crisis” que se vive, mucha gente es propensa a enojarse y culpar a otros de su supuesto fracaso. Este enojo puede conducir a realizar actos destructivos, por ejemplo hacer comentarios envidiosos que puedan herir a alguien que se acerca a saludar con buena intención. Tal vez ya ha sido costumbre herir con palabras, incluso pudiera ser una costumbre familiar ejercer la crítica destructiva. Esto podría conducir incluso a una escalada violenta, si quien recibe el odio contesta con lo mismo y precisamente esta actuación vendría a ser otra forma de manifestación impulsiva de la ira, no tratar de recibir amorosamente la crítica destructiva, darnos cuenta de que tal vez nuestro interlocutor nos está señalando algo que nosotros estamos mostrando de manera demasiado ostentosa. Hay que explorarlo.
La ira que surge cuando no toleramos la crítica pudiera ser muy quemante; puede hacernos sufrir al darnos cuenta de que no recibimos el aprecio de ciertas personas. Pero no debemos resentirnos con ellas, más bien hay que esperar que llegue la fortaleza necesaria para tolerar y además reconocer qué nos puede servir de esos comentarios destructivos.
Otras manifestaciones impulsivas pudieran provenir del miedo, de esa emoción que, por ejemplo, estaría relacionada con la necesidad de acompañamiento, de no sentirse sólo y que pudiera reflejarse, en tener relaciones sexuales de manera impulsiva con alguien poco recomendable o de una forma que ponga en riesgo la relación de pareja que actualmente tenemos y que nos ha costado tanto trabajo conseguir y conservar. Esta es una forma de infidelidad, que se aparece como una reacción al miedo a la soledad. Esta clase de temor, puede también provocar el sometimiento a relaciones abusivas, en una necesidad enfermiza, obsesiva de obtener el reconocimiento, el pretendido amor del otro que pudiera percibir una ventaja en el desvalimiento emocional que presentamos.
La destrucción contra los demás y contra uno mismo, por medio de los actos impulsivos derivados de una deficiente identificación emocional y escasa capacidad de demora, es una vivencia que debiéramos mantener a raya, pero esto solamente puede lograrse con el autoconocimiento, que bien puede lograrse en un proceso psicoterapéútico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Miro lo cierto que es tu escrito.
En mi ser mucho conocimiento presente. Tengo mucho por modificar.