domingo, 4 de mayo de 2008

Masoquismo Moral



El llamado aspecto masoquista de quien aparece como sufrido[1] puede ser una consecuencia de la depresión, el principal punto de contacto entre ambos es la culpa, que impone el autocastigo constante que caracteriza a quien goza en el sufrimiento. En el masoquismo moral, el sujeto se relaciona con quien le hará sufrir, pero tendrá la ganancia secundaria de darle sentido a su vida con ello. No hay que olvidar que la abnegación del sufrido es altamente aceptada por la sociedad, sobre todo por los grupos religiosos fanáticos, que se adhieren profundamente a una actividad de sacrificio, en aras de obtener cierto reconocimiento familiar e incluso social.

“Autorreproches y autodenigraciones”, son los signos característicos que para el melancólico propone Freud[2]. El autoreproche es un pensamiento obsesivo en el que el individuo trata de convencerse constantemente de su poca valía. La autodenigración es llevar la necesidad de sufrir al acto. Hay actos autolesivos de todo tipo, desde las lesiones autoinflingidas hasta el sometimiento a una relación destructiva, llegando hasta el suicidio o las conductas que ponen en total riesgo la integridad y la vida. En muchas ocasiones no hay premeditación, sino que se obedece a mandatos inconscientes.

Hay que repetir el intento original de llamar a las cosas por su verdadero nombre universal. Se es adicto cuando se busca compulsivamente un daño que no lo parece.

En alguna ocasión escuché a un drogadicto definir al amor:

“Es un sufrimiento que te gusta, como la droga”

Ese es el valor que se le da a la autodestrucción. Hay quien le aprecia. Pero nunca será el amor. Hay sufrimientos que no gustan pero que son sustituídos por algunos que si bien no gustan, al menos tienen un dolor “calculado”; tal es el caso de las lesiones autoinflingidas de algunas personas con trastorno fronterizo de la personalidad que procuran la evitación de emociones dolorosas provocándose lesiones físicas[3]. Aquí se pone en evidencia

Se trata de la representación de un drama en el que hay un verdugo que el director trae a escena para castigar constantemente al personaje principal, que no deja de sentirse merecedor de un castigo.

El masoquismo moral, producto de las prohibiciones que los padres hicieron bajo amenazas, muchas veces cumplidas, es muchas veces lo que impulsa a buscar un cierto tipo de relación, pues inconscientemente se busca ser castigado para sentirse amado. Sufrir para ser amado. En razón de los sentimientos de culpa inconscientes, sufrir bajo la voluntad discrecional de un introyecto castigador equivale a recuperar el amor del objeto y la unión con él; de este modo, la agresión queda absorbida en el amor.[4]
[1] PEDROTE, Mariés y TOVILLA, Andrés: Adicción al Sufrimiento, Una limitante al Desarrollo, México, 2002.
[2] Freud, S. Duelo y Melancolía, Buenos Aires, Amorrortu, 1989.
[3] Se ha encontrado en diversos estudios la correlación entre el daño autoinflingido no suicida y el trastorno fronterizo de la personalidad. Welch, Linehan, et. al. (2008). Emotional Responses to Self-Injury Imagery Among Adults With Borderline Personality Disorder. Journal of Consulting and Clinical Psychology Copyright 2008 by the American Psychological Association 2008, Vol. 76, No. 1, 45–51
[4] Kernberg, O. (2000): Relaciones Amorosas, Barcelona, Paidós.

3 comentarios:

MBG dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Cuando se sabe que una persona tiene masoquismo moral,¿esa persona lo puede afrontar o solucionar sin ayuda exterior? Quiero decir, si no acepta ayuda ¿puede conseguir afrontarlo sola?
Agradecería mucho la respuesta.

any neko ibuki dijo...

es difícil superar el ser masoquista moral, aun que no se este solo, por que siendo adicto al dolor, por que razón quisieran dejarlo?