jueves, 14 de febrero de 2013

Los bienes suntuarios y las adicciones



Un adicto y el dinero se separan pronto. Esta es una frase que puede aplicar en las vidas de muchos adictos en recuperación. Han dejado las drogas pero no abandonan su vida ingobernable, en especial en aquello que se refiere al uso del dinero. Una persona que se considere adicta debe ser muy cuidadosa con el manejo del dinero. La percepción que tiene de él está relacionada con la que tiene de otras sustancias adictivas.
Adquirir bienes suntuarios es una compulsión para el que no tiene suficientes recursos para hacerlo, es decir, para la mayoría de la población. Existe una procuración social para la repetición de esa conducta a través de los medios de comunicación, financiados por las empresas que producen y trafican dichos bienes. Son empresas que obtienen una excesiva tasa de ganancia en la que el lujo genera un valor agregado y de “uso” que el consumidor está dispuesto a pagar de manera totalmente irracional.
Una compulsión, se define como un  síntoma en el que se presenta una formación de compromiso que refleja la presencia simultánea de un impulso inconsciente prohibido o reprimido y una fuerza opuesta (Fenichel,    ). Esta oposición da lugar a una determinada conducta.    Es decir, toda compulsión tiene un significado inconsciente.
Existe una “manía por el dinero”, es decir, un conjunto de conductas compulsivas asociadas a lo monetario, en la que el adicto relaciona, como muchos humanos del mundo posmoderno, el éxito con las ganancias económicas y la acumulación material. Cuando en realidad una recuperación exitosa de la adicción tiene que ver con el cuidado físico, crecimiento emocional y trascendencia espiritual.
Cuando se pretende mostrar un falso self de éxito personal, puede recurrirse al consumo de bienes suntuarios, pagados con sobreprecio. El adicto, siente un cambio emocional pasajero cuando se viste con tal marca o se puede mostrar ante los demás con algo que le haga aparentar éxito material. Viene esto a ser entonces un reforzador yoico, tal y como el servicio que le brindaba la droga.
Por otro lado, un consumo adictivo de esta naturaleza pudiera sublimarse si el adicto en recuperación tendiera a consumir bienes que le reportan un atractivo moral, por ejemplo, en vez de comprar una ropa de mara “Armani”, comprar una prenda con el logotipo de su confraternidad de recuperación u otra adherida a una causa social.
Existe un discurso social alrededor de ciertas marcas, a las que se les hace ver como portadoras de atributos para el autocuidado, esto es importante, porque su publicidad contiene un mensaje subliminal dirigido precisamente al ego del sujeto para que con la utilización del producto anunciado “se cuide”.
El autocuidado depende de una inversión libidinal, inteligencia para anticipar situaciones de peligro, habilidad para controlar impulsos y renunciar al placer inmediato, sentimiento de satisfacción por dominar situaciones de riesgo, conocimiento y experiencia del mundo exterior, la habilidad de ser suficientemente agresivo y asertivo para protegerse y ciertas habilidades para relacionarse, a fin de elegir a las personas apropiadas en términos de aprecio, cuidado e incluso amor (Khantzian y Mack, 1983). Todos estos atributos pudieran ser falsamente introyectados por medio de propaganda, de forma que el sujeto crea que en realidad está reforzándose yoicamente al adquirir cierto producto.

Referencias:

Khantzian, E.J., Mack, J.E. (1983). Self-Preservation and the Care of the Self—Ego Inst... Psychoanal. St. Child, 38:209-232

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