El abandono infantil está asociado a la autodevaluación. Las
personas se “sienten poca cosa” o tienen “baja autoestima”, porque cuando
niños, fueron dejados horas solos, alejados de la madre o incluso ésta los
abandonó.
Existe en el niño abandonado, la fantasía inconsciente e
incluso el sueño diurno (Jacobson, 1971), de no haber sido hecho a un lado, de
que se le retiró el afecto. Al llegar a la adolescencia e incluso a la etapa
adulta, estas personas tratan de ligarse a otros que tengan las características
de los padres ideales fantaseados; se trata de cuidadores sustitutos que pueden
llegar a su vida en una situación depresiva.
Quien es abandonado, desarrolla estilos de apego inseguros.
No es capaz de relacionarse apropiadamente, después de cada encuentro, llega a
tener una emoción especial.
De acuerdo con Freud (1924), en el problema económico del masoquismo, puede presentarse una
confusión pulsional, en al que no está claro si la energía vital, la libido, se
haya hasta cierto punto mezclada con el instinto de muerte, el tanatos. En esta
confusión, se procura una solución de compromiso que no es otra que el
masoquismo moral (Socarides, 1958). El trauma del abandono, hace sentir al
sujeto indigno de ser querido.
En una adaptación de lo postulado por Socarides en 1958, el
niño ante el abandono desarrollará un sistema de afrontamiento psíquico, que
incluirá los mecanismos de proyección, introyección, formación reactiva y
negación ante dicha sensación:
-
Buscar persistentemente amor y seguridad en l
objeto deseado.
-
Concebir una ilusoria concepción de que los
padres o sus sustitutos desplazados le quieren realmente, aunque no es así.
-
Emplear un método sustitutivo de sentirse bien
mediante la producción de fantasías un mundo imaginario.
-
Desarrollar un sistema de seguridad –
dependencia en el que es creada una semblanza y un razonamiento del castigo,
odio o abandono de los padres. La construcción de una imagen de “niño malo” y
la escisión de los padres en figuras benéficas y maléficas.
-
Desarrollar medios de metabolizar la agresión y
controlar la ira, muchas veces manteniéndola velada o reprimida de la
conciencia. Inlcuso la agresión ser+á dirigida hacia sí mismo.
El miedo al abandono es entonces una realidad psíquica que
se encuentra entre el miedo a la aniquilación y la angustia de castración. Podrán
estás angustias ponerse en juego simultanteamente y las maniobras para
eliminarla serán más allá de lo neurótico.
En el proceso psicoterapéutico, es importante abrir un
espacio para la expresión de resentimientos en contra de la figura
abandonadora. Esta abreacción da lugar a confrontar las consecuencias del
abandono y a recuperar la valía perdida.
La autodevaluación de la persona masoquista, le permite
obtener la expectativa de ganancia de ser visto por el otro.
Referencias
Jacobson, E. (1971). Depresión,
Estudios comparativos de condiciones normales, neuróticas y psicóticas.
Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
Socarides,
C.W. (1958). The Function of Moral Masochism: With Special Reference to the
Defence Processes, International Journal
of Psychoanalysis, 39: 587-597.
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