
La felicidad es un estado interno. La felicidad presente implica no sentirse culpable, perdonarse por los errores pasados. Sin embargo, el estado actual de felicidad ha debido cultivarse.
La felicidad se encuentra en el presente. Hoy. La felicidad convive con la serenidad. Esto no llega de la nada, hay un crecimiento espiritual inherente a este estado y procurarlo es una intención que seguramente ha nacido de una crisis.
No se puede ser feliz ante un dios castigador, ante una religión que inculque la culpa. Tiene que verse que el sentido del sacrificio de cada individuo – generado por las crisis que surgen en cada etapa de la existencia humana -, es por lograr la felicidad. La felicidad se logra cuando se percibe que se está en libertad, pase lo que pase, en cualquier circunstancia.
La felicidad, como la libertad, no está condicionada por paredes externas. En un estado de felicidad, se siente la armonía con los externo, con los demás.
La felicidad se encuentra en el presente. Hoy. La felicidad convive con la serenidad. Esto no llega de la nada, hay un crecimiento espiritual inherente a este estado y procurarlo es una intención que seguramente ha nacido de una crisis.
No se puede ser feliz ante un dios castigador, ante una religión que inculque la culpa. Tiene que verse que el sentido del sacrificio de cada individuo – generado por las crisis que surgen en cada etapa de la existencia humana -, es por lograr la felicidad. La felicidad se logra cuando se percibe que se está en libertad, pase lo que pase, en cualquier circunstancia.
La felicidad, como la libertad, no está condicionada por paredes externas. En un estado de felicidad, se siente la armonía con los externo, con los demás.