sábado, 16 de junio de 2012

EL NIÑO ABANDONADO




El abandono infantil está asociado a la autodevaluación. Las personas se “sienten poca cosa” o tienen “baja autoestima”, porque cuando niños, fueron dejados horas solos, alejados de la madre o incluso ésta los abandonó.
Existe en el niño abandonado, la fantasía inconsciente e incluso el sueño diurno (Jacobson, 1971), de no haber sido hecho a un lado, de que se le retiró el afecto. Al llegar a la adolescencia e incluso a la etapa adulta, estas personas tratan de ligarse a otros que tengan las características de los padres ideales fantaseados; se trata de cuidadores sustitutos que pueden llegar a su vida en una situación depresiva.
Quien es abandonado, desarrolla estilos de apego inseguros. No es capaz de relacionarse apropiadamente, después de cada encuentro, llega a tener una emoción especial.
De acuerdo con Freud (1924), en el problema económico del masoquismo, puede presentarse una confusión pulsional, en al que no está claro si la energía vital, la libido, se haya hasta cierto punto mezclada con el instinto de muerte, el tanatos. En esta confusión, se procura una solución de compromiso que no es otra que el masoquismo moral (Socarides, 1958). El trauma del abandono, hace sentir al sujeto indigno de ser querido.
En una adaptación de lo postulado por Socarides en 1958, el niño ante el abandono desarrollará un sistema de afrontamiento psíquico, que incluirá los mecanismos de proyección, introyección, formación reactiva y negación ante dicha sensación:
-          Buscar persistentemente amor y seguridad en l objeto deseado.
-          Concebir una ilusoria concepción de que los padres o sus sustitutos desplazados le quieren realmente, aunque no es así.
-          Emplear un método sustitutivo de sentirse bien mediante la producción de fantasías un mundo imaginario.
-          Desarrollar un sistema de seguridad – dependencia en el que es creada una semblanza y un razonamiento del castigo, odio o abandono de los padres. La construcción de una imagen de “niño malo” y la escisión de los padres en figuras benéficas y maléficas.
-          Desarrollar medios de metabolizar la agresión y controlar la ira, muchas veces manteniéndola velada o reprimida de la conciencia. Inlcuso la agresión ser+á dirigida hacia sí mismo.
El miedo al abandono es entonces una realidad psíquica que se encuentra entre el miedo a la aniquilación y la angustia de castración. Podrán estás angustias ponerse en juego simultanteamente y las maniobras para eliminarla serán más allá de lo neurótico.

En el proceso psicoterapéutico, es importante abrir un espacio para la expresión de resentimientos en contra de la figura abandonadora. Esta abreacción da lugar a confrontar las consecuencias del abandono y a recuperar la valía perdida.  
La autodevaluación de la persona masoquista, le permite obtener la expectativa de ganancia de ser visto por el otro.

Referencias
Jacobson, E. (1971). Depresión, Estudios comparativos de condiciones normales, neuróticas y psicóticas. Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
Socarides, C.W. (1958). The Function of Moral Masochism: With Special Reference to the Defence Processes, International Journal of Psychoanalysis, 39: 587-597. 

viernes, 8 de junio de 2012




La felicidad es relativa. Se vive un día a la vez. Cuando se nos dice que "no tenemos llenadera", no estamos a tono con la felicidad diaria que necesitamos.

En la convivencia diaria, la queja depresiva, la que te hace infeliz, no te acerca a los demás.

¿Podrías hacer como sí...?

Si ni puedes sentirte feliz viéndote en el espejo, al menos dále la mirada a otro para que pueda acompañarse de la felicidad que tienes y que no puedes sentir.