jueves, 26 de abril de 2012

Cuando existe uan continua exposición al sufrimiento ajeno, existe una manera de entretenerse morbosamente. La mujer codependiente, pareciera disfrutar del sufrimiento del adicto y pudiera decirse que una de las razones por las que está con él es para observar sádicamente la forma en que se hace daño.

Pareciera una forma inconsciente de vengarse de un objeto odiado de la infancia temprana.

Si el adicto se parece al padre, es un odio por no haberle cumplido a la codependiente su expectativa edípica e incluso haberla abandonado.Si el adicto es similar a la madre, es una forma de vengarse de ella por haberle impedido acceder a la seducción del padre. 

Cabe entonces que la codependiente explore sus resentimientos hacia padre y madre y se cuestione si observar a su pareja sufrir tiene que ver con el odio que le tuvo o tiene a sus progenitores. Con esta revisión, puede haber un cambio de actitud. 

jueves, 19 de abril de 2012

Codependientes Violentas

Una mujer codependiente suele enojarse cuando no controla a "su enfermito". En él, por cierto, la rebeldía es cotidiana.

El enojo puede llegar a la violencia, a tratar de forzar el control. No es necesaria la violencia física, puede haber actos de control forzoso para el adicto, impartidos por la codependiente, que agrave la relación de pareja.

lunes, 9 de abril de 2012

Extremos Codependientes


La persona codependiente no puede evitar, aunque quiera, tener conductas en las que trata a toda costa de agradar a alguien que le considera su dependiente. Por ejemplo, esto se puede arraigar cuando una hermana mayor ha tenido el encargo implícito de cuidar a sus hermanos "hijos postizos" de parte de una madre inmadura y preocupada por una familia grande y en despegue económico. A veces, se le puede encargar a una de las hermanas mayores el papel de madre sustituta y esto se convertirá en una actitud anclada en el Yo, a nivel inconsciente, que incluso horas y horas de psicoanálisis no pueden resolver. Resultado: que esta mujer tienda a ligarse a hombres inmaduros en sus relaciones de pareja y también anhele controlarlos, cambiarlos e incluso curarlos de alguna dependencia que no esté dirigida hacia ella.
Con esto, se pone de manifiesto que hay un momento en que la familia elige a alguien para que herede la codependencia, que sea la portadora del síntoma, en un anclaje cultural que será reforzado socialmente, pues ese tipo de actitud, puede ser puesto como ejemplo de una gran vida cristiana de sacrificio. Pudiera ser, que incluso la codependiente logre una gratificación narcisista, interna, en forma de orgullo, por poder proveer a los hermanos menores e incluso de esta manera cumplir con la fantasía de algún día poder sustituír a esa madre inmadura con la que compite edípicamente por el amor del padre.