miércoles, 28 de julio de 2010

Actos Impulsivos

Debido a la propensión inconsciente al autosabotaje o al miedo de ser absorbido por la pareja, de pronto se pueden cometer actos demasiado impulsivos, bajo la forma de una agresión desastrosa en contra de la persona amada. Algo que tal vez ya no pueda tener remedio. Ese es uno de los riesgos de amar, que a veces, se pudiera perder todo. Pero hay que tomar los riesgos y saber que si se pierde, la vida abrirá nuevas puertas.

miércoles, 7 de julio de 2010

Identificación con alguien Bueno


Existe un grupo interno, un conglomerado de personajes que hablan dentro de uno mismo. Se trata de las identificaciones con personas significativas en el trayecto existencial. Son quienes han influido. Una persona influyente es aquella que procura identificaciones en las personas con quienes trata.
Para tener personas buenas en ese grupo interno, son necesarias las identificaciones positivas. Mejorar implica tener acceso a las historias de vida de personas que son consideradas, buenas e incluso santas. Pero el concepto de santidad pudiera estar tergiversado. Se es santo cuando se está más cerca de Dios. El contacto consciente con un Poder Superior a nosotros, que sea básicamente bueno constituye una manera de adquirir santidad.
Entonces, debiéramos buscar personas cercanas a Dios con quienes nos podamos identificarnos.
¿Cómo les podemos encontrar? Primero, con una buena disposición a ello, con Buena Voluntad. Cuando se logra tal identificación y se introyecta en el grupo psíquico interno, se puede mejorar.

Mediante la identificación se corren riesgos, por ejemplo el caso de la follie a deux que Obendorf[1]

postulaba como la inducción de una segunda persona por una primera mentalmente enferma. En verdad, muchas personas que se autoproclaman como santos, no lo son y más bien son psicópatas, que actúan su patología constantemente, algunos de manera escindida del “santo” y otros de manera egosintónica con el personaje que actúan. Esto se da mucho en los líderes carismáticos que capturan seguidores ávidos de contar con un reforzamiento a su débil estructura yoica.
Pudiera hablarse entonces de una proclividad de algunas personas a identificarse con una persona idealizada, a la que se considera “santa”, en un anhelo por conseguir algo que previamente ha formado parte de una construcción psíquica ideal, del ideal del yo que Freud en 1921 concibió en Psicología de las Masas y Análisis del Yo.[2]
Se busca a alguien bueno, pero se idealiza a alguien malo. Esa es la tragedia de quienes buscan la trascendencia.


[1]Oberndorf, C.P. (1934). Folie a Deux. Int. J. Psycho-Anal., 15:14-24.
[2]Freud, S. (1921). Psicología de las Masas y Análisis del Yo. En Obras Completas. Buenos Aires, Amorrortu, 1989.