sábado, 23 de enero de 2010

Gratitud y Auto Perdón


La gratitud permite el perdón de uno mismo por los errores cometidos.
Siempre es bueno orar para pedir capacidad de perdonarse por los errores pasados, presentes y futuros.
No hay que esperar el perdón de otros, sino el propio.
Hayque abandonar esa mala costumbre de juzgarse severamente por los errores cometidos.
Debe verse siempre con bueno humos la falibilidad de todos los actos propios. Así es la vida.

En realidad, la incapacidad de perdonarse es un rasgo narcisista muy grave. Tiene que ver con la vergüenza que se siente de no estar a la altura de los ideales más escondidos. Hay que reconocer que nunca se logrará estar a la altura de ese registro inconsciente y que no hay que sentirse mal por ello. Nunca se sabe, pero lo que pudo considerarse un error, hoy es lo que nos acerca a la felicidad. Las pérdidas son necesarias en un Plan Universal y hay que aceptarlas.


El auto perdón es la acción voluntaria de abandonar las creencias personales acerca de que existe forzozamente una consecuencia punible contra uno mismo cuando se ha actuado injustamente en contra de alguien, de uno mismo o de algún decreto o promesa realizados. Esto viene acompañado por el desencadamiento de sentimientos debilitantes, como estar enojado, con sentimientos de odio, de condenación, devaluación o de aborrecimiento de sí mismo. Esto puede desencadenar pensamientos obsesivos e incluso ser uno de los pilares de una depresión grave. Por ello, al tener un proceso de perdonarse a sí mismo, comienza un proceso de mejoría psíquica innegable.

viernes, 22 de enero de 2010

La Gratitud: Una Emoción




Desde el punto de vista psicológico, la gratitud viene a ser una emoción. Si bien es una emoció positiva, fácil de sentir, pero difícil de describir con palabras. Las cosas buenas de la vida se reciben con un espíritu agradecido. De ahí que el éxito requiera esta clase de preparación, que puede considerárse dentro del ámbito espiritual. Es decir, la gratitud es un paraje que se encuentra entre la vida emocional y la espiritual, entre la salud mental y la espiritualidad. Pudiera decirse que quien se siente agradecido, alcanza una mejor salud mental. Fitzgerald (1998, citado por Emmons, 2004) ha identificado tres componentes de la gratitud:


  1. Un cálido sentimiento de aprecio por algo o alguien.

  2. Un sentimiento de buena voluntad hacia dicha persona o cosa.

  3. Una disposición para actuar que fluye del aprecio y la buena voluntad.


Un sentimiento de gratitud generalizado genera una consecuencia positiva en el desarrollo social. Si no sentimos una gratitud aparentemente espontánea, tal vez podríamos "hacer como si la sintiéramos". Es muy probable que muchas de nuestras creencias y pensamientos negativos cambien.

miércoles, 20 de enero de 2010

La Gratitud



La gratitud es un ejercicio que se puede hacer diario. Mucha gente lo hace en oración. Esto genera una mejor aceptación existencial. Hacer una lista de lo que se es y lo que se tiene de bueno y agradecer por ello, permite tener una "plataforma de lanzamiento" para iniciar mejor el día y puede ayudar a comobatir una estado depresivo. Además, provee de un crecimiento espiritual insospechado.

Pero la mejor forma de expresar la gratitud es el servicio a los demás. Servir con agradecimiento por lo que se ha logrado de la vida, puede generar un nuevo cúmulo de ideas creativas.

La gratitud es una emoción, no hay que olvidarlo. Uno puede sentirse agradecido y esto está emocionalmente diferenciado de otras vivencias. Es una emoción positiva que ayuda.

Por eso, todas las mañanas, debemos invitarnos a realizar una lista mental e incluso escrita, de agradecimientos.

sábado, 9 de enero de 2010

Seguir en la actitud de perdonar.



Mantenerse en un camino que permita la adquisición de madurez espiritual. Tal vez se trate de orar para que nuestros supuestos enemigos obtengan los mismos beneficios que nosotros obtenemos de la vida. Que no haya deseos destructivos en contra de quienes nos han hecho daño. Quizás solamente sea desear que la voluntad del creador se cumpla en todos los que nos relacionamos entre sí.
Dar y no esperar recibir nada. Simplemente desear el bien para todos.
Percibir que la vida no es angustiante, que todo pasa y existen nuevas formas de experiencia, que la vida va cambiando, por simple o compleja que pudiera parecer. Al perdonar y desear el bien a alguien que nos ha hecho daño, nos prevenimos de que otra persona similar nos dañe, ya no nos sorprenderá.
¿Difícil? Claro que lo es, y solamente seres perfectos lograrían perdonar totalmente, acceder al Perdón Universal. Pero por lo menos sería bueno mantener esta actitud, hacer como sí…
Cada vez que un resentimiento nos aborda, hacer como si ya le hubiéramos perdonado, como si deseáramos que le fuera bien, como si estuviéramos seguros de que le va ir bien a ésa persona que odiamos y a sus seres queridos. Tal vez en ese momento estamos logrando que nos suceda lo mismo, que al perdonar a otro, nos perdonamos a nosotros mismos. Tal vez la ira y los deseos de venganza que nos empujan a actos impulsivos que luego lamentamos, se esfumen y nos den libertad para llevar una vida mejor.

jueves, 7 de enero de 2010

Capacidad de Demora en el Año Nuevo



No incurrir en actos impulsivos puede ser un buen propósito de año nuevo. Para lograr esto, hay que tener conciencia de uno mismo y de la propensión que se pudiera tener para actuar en respuesta inmediata a una emoción sentida. Sobre todo el enojo.
Pudiera decirse que como resultado de la frustración de la “crisis” que se vive, mucha gente es propensa a enojarse y culpar a otros de su supuesto fracaso. Este enojo puede conducir a realizar actos destructivos, por ejemplo hacer comentarios envidiosos que puedan herir a alguien que se acerca a saludar con buena intención. Tal vez ya ha sido costumbre herir con palabras, incluso pudiera ser una costumbre familiar ejercer la crítica destructiva. Esto podría conducir incluso a una escalada violenta, si quien recibe el odio contesta con lo mismo y precisamente esta actuación vendría a ser otra forma de manifestación impulsiva de la ira, no tratar de recibir amorosamente la crítica destructiva, darnos cuenta de que tal vez nuestro interlocutor nos está señalando algo que nosotros estamos mostrando de manera demasiado ostentosa. Hay que explorarlo.
La ira que surge cuando no toleramos la crítica pudiera ser muy quemante; puede hacernos sufrir al darnos cuenta de que no recibimos el aprecio de ciertas personas. Pero no debemos resentirnos con ellas, más bien hay que esperar que llegue la fortaleza necesaria para tolerar y además reconocer qué nos puede servir de esos comentarios destructivos.
Otras manifestaciones impulsivas pudieran provenir del miedo, de esa emoción que, por ejemplo, estaría relacionada con la necesidad de acompañamiento, de no sentirse sólo y que pudiera reflejarse, en tener relaciones sexuales de manera impulsiva con alguien poco recomendable o de una forma que ponga en riesgo la relación de pareja que actualmente tenemos y que nos ha costado tanto trabajo conseguir y conservar. Esta es una forma de infidelidad, que se aparece como una reacción al miedo a la soledad. Esta clase de temor, puede también provocar el sometimiento a relaciones abusivas, en una necesidad enfermiza, obsesiva de obtener el reconocimiento, el pretendido amor del otro que pudiera percibir una ventaja en el desvalimiento emocional que presentamos.
La destrucción contra los demás y contra uno mismo, por medio de los actos impulsivos derivados de una deficiente identificación emocional y escasa capacidad de demora, es una vivencia que debiéramos mantener a raya, pero esto solamente puede lograrse con el autoconocimiento, que bien puede lograrse en un proceso psicoterapéútico.